Estoy bien

Siempre llegan estos días

a la mañana hay que enfrentar al sol
sus rayos de neón.
Siempre llegan estas noches
de madrugada me enfrento conmigo
mal sueño insómnico.

Por las dudas no voy a hablar
voy a hacer lo que es normal acá
sólo aparentar.
Lejos me voy a quedar
de tus ojos de color café
y si vos me hablás voy a decir que

Estoy muy bien
Estoy muy bien

Petrificada me quedé
viendo el cielo pronto oscurecer
cuando te solté.
Guardé la voz de tu adiós
con esta lluvia en una canción
que no va a ver el Sol.

Por las dudas no voy a hablar
voy a hacer lo que es normal acá
sólo aparentar.
Lejos me voy a quedar
de tus ojos de color café
y si vos me hablás voy a decir que

Estoy muy bien
Estoy muy bien

Quién sabrá

Nadie puede enseñar
qué es debido
qué es de más.
Calaveras de cristal
enterradas bajo el mar

Ay la vida que nos toco
quién sabra lo que es real.
Si somos sólo más polvo
somos nada y algo más.

Pienso en millones de estrellas
en un sistema solar
y los cuentos de ficción
que escribimos vos y yo.
Y prefiero no pensar
en las cosas que no están
no es sencillo caminar
y no es fácil ser quien soy.

Qué quedará de los sueños
de las promesas de oro
ya puedo verme envejecer
con la mirada en el ayer

Ay la vida que nos toco
quién sabra lo que es real.
Si somos sólo más polvo
somos nada y algo más.

Pienso en la casa en que viví,
los veranos con jazmín,
el sonido de tu voz
y es tan fácil,
vuelvo a mí.
Cuántos años pasarán
quién sabrá si alcanzará
si se curará el dolor
si es en vano este adiós.

Amaderado

Tus ojos quietos en el fuego

van quedándose ciegos
y vas dejándote caer
dentro de un túnel de papel.

Tu voz anclada en un silencio
tus labios rotos por el viento
y vas dejándote caer
y ves tu cuerpo aún de pie.

Y vas amaderado cargando el llanto de Dios
sintiendo las bombas que estallan dentro de tus ojos.
Y vas entre espejos que deforman tu color
y miles de reflejos que te gritan "ya no hay dolor".

Tu mente atada a un recuerdo
tus pies clavados en el suelo
y vas dejándote caer
y ves tu cuerpo aún de pie.

Y vas amaderado cargando el llanto de Dios
sintiendo las bombas que estallan dentro de tus ojos.
Y vas entre espejos que deforman tu color
y miles de reflejos que te gritan "ya no hay dolor".